EN BUSCA DE SENTIDO / ENCUENTROS

“Si tú quieres no, nada es tan terrible y si tú quieres todo es terrible, depende de tu diálogo interno y tu filosofía.”
Sí te puedo decir que si nosotros analizamos la mente, el diálogo interno de la filosofía de las personas más fuertes que verás por el mundo, que las hay, tienen una cosa en común todas esas personas; los más felices, los más fuertes los más positivos es que tienen una filosofía de vida determinada, un sistema de valores “x” y eso es lo que les hace más fuertes.
Entonces, sabemos que si nosotros copiamos esta manera de pensar tienes que creer en ella; adquiere su fortaleza emocional, ahí está el secreto.
El ser humano es una máquina que todo lo procesa, nos suceden cosas pero las valoramos todo el tiempo y en base a esta valoración nos afectan de una manera u otra, no solo mentalmente, incluso a veces hasta físicamente.
Dejar de preocuparse, disfrutar la vida con cero complejos
No solo es posible sino que es muy fácil:
Para tener cero complejos has de profundizar y meterte en la cabeza el siguiente concepto: “la única cualidad importante para la felicidad, que es lo más importante… no es la belleza física ni es la inteligencia, tampoco lo es la eficacia.”
A esas cualidades yo les llamo cualidades trampa. Esas cualidades no dan nada prácticamente, son anecdóticas.
Lo que da la felicidad y puede hacerte tener una gran vida, es el amor a la vida en general y el amor a los demás. Si tú tienes eso muy fuerte, muy grande, la vida te va a ir muy bien.
En cambio sobre la inteligencia: conozco gente muy inteligente, como grandes matemáticos bien infelices.
He conocido gente muy guapa; modelos y tal que se quieren suicidar, porque eso no da la felicidad, es anecdótico. Hay gente muy eficaz que puede construir un edificio en poco tiempo y son infelices también.
Entonces fíjate que todos los complejos tienen que ver con esas tres cualidades: la belleza, la inteligencia y la eficacia.
Por ejemplo: te llaman tonto y te sientes mal, la inteligencia.
Te dicen: Rafael, pero qué feo que eres y dices me siento mal.
O me dicen, pero ¡qué torpe que eres! y me siento mal, la eficacia.
Hace muchos años que estas tres cualidades me importan muy poco. Si alguien me dice: pero Rafael, ¡qué feo que eres! Yo digo, bueno no sé si soy tan feo, pero a mí me da igual. Ese concepto a ti te importa, pero a mí no: eso no da la felicidad, de qué me sirve ser guapo o ser feo.
Por otro lado hemos hablado que la única cualidad importante es el amor a la vida y a los demás y eso lo tiene todo el mundo, lo puedes sacar más lo puedes sacar menos. Toda la gente es maravillosa, porque todo el mundo tiene gran capacidad de amar.
¿Qué es la felicidad?
La felicidad es un estado en el que uno se siente muy sereno, alegre con mucha energía para descubrir el mundo, para hacer cosas interesantes.
Hay muchísima gente que vive en ese estado prácticamente todo el tiempo y, además va aderezado de momentos de éxtasis, prácticamente casi místico muchas veces cada semana.
Hay gente que vive así toda su vida, se ha encantado de la vida, de ellos mismos, de la gente… maravillada de vivir en este planeta y encima con muchos momentos de felicidad rebosante.
Para conseguir eso tienes que hacer dos cosas: no quejarte y valorar lo que sí posees; tus posibilidades ya están.
Si tú eres barrendero pero no te quejas y valoras lo que posees serás feliz, pero si eres millonario y no te quejas, porque los millonarios también se quejan, si no te quejas y valoras lo que posees serás feliz.
Da igual lo que seas, da igual donde estés, si estás en la cárcel o estás libre, tienes una enfermedad o estás sano, tienes que hacer estas dos cosas.
Superar la ansiedad
Últimamente pienso que es simple y fácil, pero para sacarte la ansiedad, incluso te diría que hasta el estrés de la vida ¿qué has de hacer? Por ejemplo, te estresas porque tienes que entregar un informe a tu jefe o tienes que hacer una presentación en un programa nuevo y te estresas, en realidad tu cerebro te está engañando.
Te está diciendo que en esa situación a lo mejor hay un tigre que te puede comer y te alerta, te envía unas alertas que son las propias de si hay un tigre. Pero claro que no es verdad, no hay ningún tigre, es solo un informe para el jefe, una presentación o un programa… no hay ningún tigre.
Vas a sobrevivir igual; le has de hablar a tu cerebro y le has de decir: “oye, hombre gracias por todas estas señales, que están bien, pero no hay ningún tigre... yo no tengo ningún problema, la vida es maravillosa, todo me da igual, todo me va genial.” Pero le tienes que hablar y decir no me corresponde, olvídalo.
Simplemente has de ignorar esas señales, hablarle a tu cerebro, seguir haciendo tu vida, disfrutarla. Ya sé que esto que acabo de decir algunas personas dirán: “uy, ostras, esto es muy difícil. Pero vamos a ver, el punto fundamental que has de hacer es creerte con argumentos que no pasa nada, porque tu cerebro te está diciendo que sí, pero no pasa nada.
En el caso de la gente que muchos nos oirán, que tiene ataques de ansiedad, es gente que de repente el corazón les empieza a ir rápido en cualquier momento, o van a lo mejor paseando por la calle. El corazón les empieza a ir de prisa, se marean, piensan que les va a dar un ataque al corazón, pero en realidad si van al médico les dirá que no tienen nada.
Tú le vas a decir a tu cerebro: “me estás dando unas señales como si estuviera muy enfermo, pero yo estoy genial, por lo tanto ¡para!, tranquilo”.
Tienes al mismo tiempo que hablarle y tienes que ignorarlo. Haz tu vida con felicidad y yo te aseguro que si haces esto, poco a poco tendrás experiencias que te mostrarán que eso desaparece.
Aprender a permanecer
Si una situación te causa dolor, primero comprende que si evitas la situación temida, cuando en realidad no hay nada que temer, estás reforzando la idea a tu cerebro de que sí hay un tigre.
Entonces, eso no te interesa realmente. Tú has de decir: “pero qué me estás contando, si no pasa nada.” No has de evitar nada porque nada pasa. Yo sé que en ese momento es difícil, pero tampoco te obsesiones con el hecho de permanecer. La clave es ir dejando de hacer, porque le estás haciendo caso a una idea absolutamente absurda.
También aplica no tomar fármacos porque es lo mismo: si tomas fármacos le estás diciendo a tu cerebro que sí hay un tigre, que sí que estás muy enfermo, que sí hay un problema de vida o muerte.
Lo estás confirmando, entonces eso hay que ir dejando de hacer, pero lo importante es que tú te creas que no hay nada acechándote.
Yo soy un científico, y la ciencia normalmente funciona con el lema “ver para creer”, es decir dame las pruebas para ver y lo creeré, pero esto no. Esto funciona de otra manera, porque en los problemas del cerebro y la mente, primero has de creer y luego sucederá.
¿Qué quiero decir?, si tienes estas problemáticas, tales como ataques de pánico y tal, de verdad créete, haz un esfuerzo cognitivo por creer que no tienes nada, date pruebas y de repente no lo sentirás, porque si esperas a no sentirlo para creerlo, no funciona así esto.
Mientras tengas miedo y creas que hay un tigre, vas a tener el problema, que primero has de intentar razonar con tu cerebro bien y luego dejar de gritar y de tomar fármacos.
El mejor período de tu vida
El mejor periodo de la vida de una persona no es la niñez, ni la primera juventud. Es cuando empieza a pensar correctamente y se da cuenta de que la vida es maravillosa, que necesitamos muy poco y que hay tantas cosas para disfrutar.
En el momento en que empiezas a hacer eso, empiezas la mejor etapa de tu vida. Por lo tanto, en cualquier momento puedes dejar atrás las deudas y empezar a ser mucho más feliz. Es una creencia falsa y racional que la infancia y la juventud es el periodo más bello, es absurdo.
No hay mejor periodo en el que ya eres adulto, dispones de un montón de capacidades, dispones de memorias, de aventuras, de mucha más capacidad imaginativa, ¡qué va!, cuanto más mayor, mejor.
Meditar sin meditar
La gente hace meditación budista o meditación mindfulness, pero de lo que se trata hacer es de aprender a dejar pasar los pensamientos y las emociones, ir restando importancia a todo lo que pasa por tu mente, crear cierta distancia, dejarlo pasar.
Pero, en realidad no hace falta sentarse una hora cada día o veinte minutos al día para aprender esto, puedes hacer en tu día a día, tú puedes estar en casa. Imagínate que yo ahora me enfado, yo podría estar así todo el día por cualquier motivo, pero puedo escoger decir, mira hoy no quiero estar enfadado, cambio de cassette.
Esta capacidad de cambiar de cassette tienes que entrenarla en tu día a día. Tienes que saber que puedes hacerlo, es muy fácil, tienes que lanzarte a la piscina, empezar a hacerlo, porque sino nos quedamos enganchados en las cuerdas de un bucle y no tenemos porqué. La meditación sin meditación es hacer eso, es hacerlo en tu día a día, practícalo, ya verás.
Disciplina de nuestro pensamiento
Hay ejercicios para desarrollarla, yo por ejemplo hago un ejercicio: a mí me gusta ir a nadar por las mañanas. Me levanto muy tempranito, me voy a la piscina y entonces mientras voy nadando hago lo que yo llamo la visualización del indigente.
Entonces, yo voy nadando y me digo a mí mismo Rafael, imagínate que por alguna razón tienes que vivir en el albergue público de la ciudad de Barcelona, no puedes ganar dinero, eres un indigente. Vas a dormir al albergue, vas al comedor social, pero no puedes tener dinero.
Entonces me pregunto, ¿podrías ser feliz?, voy nadando y la respuesta obligatoria es sí. Y me digo a ver, ¿qué harías para ser muy feliz?, mientras nado me imagino, y lo he hecho muchas veces.
Digo: ¡estudiaría!, porque las bibliotecas están abiertas, estudiaría medicina que es un tema que siempre me ha gustado mucho y digo, si tengo tiempo escogería todos los cursos desde primero a sexto, séptimo, estudiando ahí anatomía, etc, patología, me lo pasaría bastante bien.
¿Qué más? Ayudaría a los demás, escogería una ONG, una organización no gubernamental para ayudar, seguro están abiertas.
¿Qué más haría? Haría deporte, aquí en verano puedo ir al mar y bañarme en el mar, luego también correr, andar.
¿Qué otra cosa haría? Grandes amigos, no hay problema para hacer grandes amigos, y además auténticos porque no me querrían por interés porque no tengo nada yo, entonces serían grandes amigos.
Cuidaría a mi familia, la amaría más, estaría más a lado de mis padres y mis hermanos. Entonces voy pensando y voy nadando, hasta que casi me dan ganas de ser un indigente, es fantástico.
Entonces acabo, me cambio, me voy a trabajar, y estoy en un momento perfecto para trabajar porque entonces ya no me preocupan las cosas, las hago disfrutando, pero me di cuenta que necesito tan poco para ser feliz. Está bien que me quiera dedicar a la psicología, que publique libros, que tenga novia, pero yo no necesito nada de eso para ser feliz si siendo indigente podría serlo. Por lo tanto, es un gran ejercicio anti estrés.
Nada es tan terrible
Hay muchos argumentos que te lo demuestran, porque es la verdad, pero te puedo dar uno, muy fácil: fíjate en personas a tu alrededor que tienen adversidades mucho más grandes y que sin embargo son felices.
No te fijes en los que tienen adversidades y son desgraciados, no. Fíjate en los que tienen adversidad, que tienen enfermedad, son tetrapléjicos, yo conozco gente tetrapléjica feliz.
Entonces pregúntate, entonces ¿mi adversidad es tan grande? Si ellos son felices con adversidades mucho más grandes, ¿es necesario que yo me queje tanto? ¿qué lo vea de esta manera? Eso quizás que te haga removerte un poco y veas que en realidad te estás quejando sin razón.